Si
quieres ser sabio, aprende a interrogar razonablemente, a escuchar con
atención, a responder serenamente y a callar cuando no tengas nada que decir.
Para
ser sabio necesitas una filosofía propia.
El
que habla no sabe; el que no habla, sabe.
Sabio
no es aquel hombre que lo sabe todo y enseña; sabio es aquel hombre que aprende
y pone atención.
Luchar
para vivir o vivir para luchar.
Sabes
que nada sabes y aun así te quieres autoengañar.
El
que sabe sabe, y el que no, no.
No
hay nada malo en pasar por tonto, si en realidad lo que uno está haciendo es
inteligente.
El
sabio no es aquel que sabe dónde está el tesoro, sino el que trabaja y lo saca.
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